[Editorial] El próximo 31 de mayo varios sectores de la sociedad sanlorenzana se organizan para manifestarse en contra de las autoridades municipales, de modo a efectuar varios reclamos, y aparentemente hay mucho entusiasmo en la organización; es oportuno señalar que varios de los reclamos resultan interesantes, pero requieren ser profundizados como corresponden por parte de los impulsores –su imprecisión explica mucho porqué el Ejecutivo respondió sin mayores esfuerzos. Pero al margen de la forma en que se plantean los reclamos, lo que no significa no mejorarlos, y mucho menos que no estén justificadas, la movilización despierta un debate muy interesante entre los ciudadanos, unos a favor y otros en contra; lo importante es que existe un despertar producto del hartazgo, lo que hace fortalecer las bases de la sociedad civil y la democracia, a los efectos de fijar pautas de ética y moral a la administración municipal, que lo necesita.
El próximo 31 de mayo varios sectores de la sociedad sanlorenzana se organizan para manifestarse en contra de las autoridades municipales: Por la mala gestión, la corrupción en todas sus facetas y la falta de transparencia en el manejo de los recursos, anunciaron.
Cabe resaltar que la organización cae en algunas generalizaciones que requieren de una explicación más amplia y precisa –que son importantes en el marco de la credibilidad– en ese sentido, en primer lugar, la cuestión de la corrupción cobra un centro muy importante en el anunciado; en segundo lugar, la transparencia y la solicitud de crear una oficina de información pública, si bien el Ejecutivo respondió cómodamente a este punto con la presentación en su momento de una Minuta por parte del Concejal Hugo Lezcano (lo que no garantiza absolutamente nada teniendo en cuenta las tantas minutas incumplidas), y el supuesto tramite que hoy le está dando la Intendencia, hubiese sido más interesante que el planteamiento sea distinto, como plantear un plazo para su creación, al tiempo de solicitar informes sobre algún tema en particular, o bien el cuestionado caso del polideportivo, que dicho sea de paso forma parte de los reclamos.
Mientras que en lo que respecta al “reconocimiento de las comisiones vecinales” y “la instalación de mesas de diálogos” sobre el proyecto Metrobús; nobleza obliga, sin bien es necesario menos burocracia en el caso comisiones, el Gobierno Municipal desarrolla en lo que cabe con normalidad estas actividades.
Por lo demás, aprovechamos para realizar algunas observaciones, como “la liberación para uso público de calles, veredas y plazas de nuestra ciudad, y su mantenimiento periódico (aquí sería bueno conocer el plan al respecto), el correcto manejo de los residuos generados en la ciudad (la pregunta que cabe hacernos aquí es ¿Que se hace con los minivertederos clandestinos? En otros casos estaría bueno conocer su política ambiental), el traslado de los vendedores de las adyacencias del mercado a un lugar digno donde desempeñar sus actividades (un proyecto en relación, y que esta no tenga que ver necesariamente con el Metrobús, porque aparentemente nuestras autoridades, en especial el Ejecutivo, espera que solamente el proyecto se ocupe de este asunto); en tanto la pretendida instalación de un nuevo mercado en el ex Simplex o Cartones Yaguarete, además de rechazar una eventual instalación por una cuestión ambiental, los organizadores deberían hacer un seguimiento más amplio, en el primer caso, teniendo presente la posición de la SEAM y la Cámara de Diputados que rechazó la mencionada intención; mientras que el segundo caso, sería importante un estudio, tal como ocurrió con el primero.
Por otra parte, las "obras que quedaron inconclusas por la mala planificación (Polideportivo Municipal, Clínica Municipal y Centro Cultural del Trencito, entre otros)”, todas a ellas materias pendientes del reelecto Intendente Albino Ferrer, quien aseguró que en noviembre del año pasado ya culminaría el Polideportivo. No obstante, ante la solicitud de transparencia, sería oportuno un pedido de informe, en consecuencia estudiarlos.
Es oportuno señalar que estos reclamos resultan interesantes, pero requieren ser profundizados como corresponden por parte de los impulsores, quienes se limitaron a exponer vagamente en las redes sociales; al tiempo de que estos se identifiquen públicamente (Cuanto son, quienes son, de donde son, etc.), es más, hay algunas cuestiones como la polémica concesión del control del estacionamiento que se pasó por alto, su irregular y sospechosa continuidad en la prestación del servicio, puesto que hace meses ya venció el contrato; la situación del transporte interno de pasajeros, el incumplimiento de las ordenanzas, en lo relativo al tránsito, planificación y salubridad, entre otras tantas. Su imprecisión explica mucho porqué el Ejecutivo respondió sin mayores esfuerzos, y como no mencionarlo, el vehemente retruque del Concejal Nelson Peralta, que actuó de vocero de la Intendencia en la Junta Municipal.
Empero al margen de la forma en que se plantean los reclamos, lo que no significa no mejorarlos, y mucho menos que no estén justificadas, además de la necesidad de un diálogo entre autoridades y manifestantes, la movilización despierta un debate muy interesante entre los ciudadanos, unos a favor y otros en contra –y habrá que respetar esas posiciones–, lo importante es que existe un despertar producto del hartazgo, lo que hace fortalecer las bases de la sociedad civil y la democracia, a los efectos de fijar pautas de ética y moral a la administración municipal, que lo necesita.
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