Los golpes que da el fútbol

Por Sergio Velázquez

Son de esos que más se sienten. Como ocurren en las caricaturas. Cuando el personaje va corriendo a gran velocidad y se choca fuertemente contra una pared invisible. Algo así parece sucederle al Rayadito. A mayor velocidad, mayor sensibilidad al impacto.

El partido de ayer, del modo que lo jugó San Lorenzo, comparándolo con lo que había ocurrido ocho días atrás, era como ver una película de comedia un día y a la semana siguiente una de intriga. Y ahí uno se pregunta, ¿con cuál versión del Rayadito nos quedamos?

Cuando terminaba el partido ante Fernando había sido que el Rayadito tenía o tiene con qué pelear el ascenso. Y si miramos el primer tiempo de ayer y otros tantos partidos que se jugaron peor, habría que preguntarse de vuelta. Es lo lindo que tiene este deporte, al menos si se lo mira desde afuera. Desde adentro, son golpes; muy pero muy dolorosos.

Hoy, San Lorenzo está en dos grupos en donde no quiere pertenecer. Está en el grupo de los equipos que no figuran dentro de la pelea por el ascenso y en el de los tres pintados de rojo en la zona de descenso.

Este equipo tiene que atenderse a los golpes que da este bello deporte. Aparecen en los momentos menos pensados, contra rivales que uno no se espera y en instancias más decisivas. 

Quizá esta derrota no sea para desesperarse, pero sí para preocuparse. Desde todos los ámbitos se tenía pensado ganar, porque la racha que se inició desde que llegó Pavani debía seguir, tras los puntos que ya se han perdido. Ahora son veinte puntos los que se pueden alcanzar en el cierre de la primera rueda y es una cifra interesante como para ir por ellos, de cara a la siguiente rueda del campeonato.