Criticar no necesariamente es de contreras

Por Sergio Velázquez

En todos los aspectos cotidianos, las críticas jamás pueden ausentarse. Las críticas son el puntapié inicial para que se empiece a mejorar lo que, uno cree, se está haciendo mal. En ese sentido, quienes criticamos por la actualidad del Rayadito lo hacemos porque amerita a hacerlo, porque su fracaso, su vuelta a la B, no puede pasar por desapercibido.

Todos tienen el derecho de "callar" o "decir". Acá elegimos hablar, criticar, cuestionar. Si otros, por diversos motivos, prefieren no decir nada, está todo bien, es lo que hace a la democracia. Ahora, si vos preferís manterte en silencio, hacelo, pero no pretendas que todos actúen como vos, y que quien sí critica, sea por "contrera" o porque está en desfavor de todo lo que se hace. 

En pocas palabras, esta columna de opinión no está hecha para que todos piensen de este modo. Lo hacemos para dejar en claro nuestra postura como medio de comunicación, como periodista que soy y que sigo al Rayadito, a quien le tomé un cariño enorme. Para que vos, que estás desde el otro lado, tomes nota y lo analices, para que, si querés, lo compartas, o, en su defecto, reclames lo publicado, pero dentro del marco del respeto, argumentando tu postura. Los insultos u ofensas, son muestras de la impotencia, de la falta de argumentos; así como la violencia y las censuras.

Si las críticas, desde este humilde espacio, llegaron hasta el punto de pedir la renuncia de las autoridades del Sportivo San Lorenzo o que no se presenten para la Asamblea, pues es porque en el balance que nos dejan estos cuatro años de gestión (más de 12 años para algunos direngentes), encontramos más fracasos que logros. El descenso a la B es motivo suficiente para creer que el oficialismo, por más derechos que tenga de volver a presentarse, no cuenta con el mérito de seguir.

Criticando, al menos damos muestra de que sí nos importa lo que pase con el club, e impulsamos a mejorar esa crítica situación en la cual se está atravesando. Criticamos como lo hace cualquiera. Como un ciudadano disconforme con su intendente, como un compatriota disconforme con su presidente...  o como un sanlorenzano podrido de no ver a su club donde merece estar.