Por Sergio Velázquez
Más allá de las estrategias con las que vaya a ganar el candidato a la presidencia, esa persona debe tener en cuenta varios detalles para salvaguardar su imagen como dirigente. Por sobre todas las cosas, debe ser un líder positivo, al que no lo manipule nadie, además de evitar el "figuretismo". Actualmente, tenemos varios ejemplos a no seguir dentro de la Comisión Directiva.
Para comenzar, el próximo presidente del Rayadito debe presidir por cuatro años, tal y como manda el estatuto. No regalar parte de su gestión, a través de un "pacto de caballeros", faltando totalmente al respeto a quienes lo votaron, como lo hizo Víctor González. Ese error fue determinante para los fracasos deportivos que hubo.
Si el presidente electo ya no quiere continuar siendo mandatario, debe renunciar. No pedir "permiso". O si lo hace, pues que lo haga con argumentos válidos (enfermedad, viaje, inconvenientes familiares, etc.), no con el fin de ocupar otro cargo para autobeneficiarse.
El próximo presidente debe ser aperturista, no una persona tosca. Debe dar la cara siempre, ante cualquier situación. Como lo hemos dicho una y varias veces. Debe ser un líder, no un jefe. Alguien que empuje el carro a la par de todos, sin importar quién acompañe y quién no. Saber tratar a las personas, por más que sean de menor rango (jugadores, cuerpo técnico, utileros o funcionarios). Ser discreto a la hora de llamar la atención y no desubicarse con la altanería y la prepotencia, como el tesorero Luis Coronel, quien se extralimitaba de sus funciones reales.
Ser líder también implica tener una ideología propia y no estar dependiendo de otras personas hasta tal punto de condicionar. Víctor González y Óscar Said estuvieron demasiado condicionados, por un sector de la Directiva, las veces que les tocó ser presidentes, lo que les hizo quedar como uno de los peores mandatarios de la institución.
El próximo presidente tiene que saber que la prensa no es enemiga. A veces, la prensa puede ser consejera, pues suele serlo. Pasa que hay dirigentes que menosprecian los puntos que periodísticamente les marcamos, encaprichándose. Un ejemplo, después de que el Rayadito perdió contra Olimpia de Itá, Óscar Said no lo destituyó a Miguel Pavani, por la simple razón de hacerle la contra a un colega que, en la transmisión de ese partido, tiró la primicia.
Las comparaciones son odiosas, pero así como mencionamos los factores negativos, también están los puntos positivos a destacar. Brígido Núñez, a pesar de los cuestionamientos y de su responsabilidad en el descenso a Intermedia, fue el único presidente líder entre los tres que San Lorenzo ha tenido en estos últimos cuatro años. Él lo sacó campeón al Rayadito y lo subió a Primera a su modo; cuestionable, pero a su modo, sin necesitar del consentimiento de los demás.
Entonces, enumerando distintos casos, el fin de esto es que el próximo presidente, sea quien fuese, los tenga en cuenta y sepa a qué estará expuesto cuando ocupe ese cargo.

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