Por Sergio Velázquez
Luego de un gran triunfo, que devolvió la tranquilidad, al menos por unos días, habrá que confiar en que la actitud y la forma en que se ganó un juego tan clave, se puedan repetir en las otras dos finales y que pase lo que tenga pasar.
Hace tanto tiempo no se veía a un San Lorenzo determinante y seguro de su propia propuesta. Apareció justo ahora. Ojalá no sea tarde. Quedan otros dos juegos claves y se necesita seguir en este ritmo.
Al menos en el segundo tiempo, a los dirigidos por Blas Romero se los notó comprometidos con el sentido común, teniendo en cuenta que corrieron con el riesgo de descender ahí mismo; sin embargo, le pusieron pecho y como diría Martín Fierro: "No está muerto quien pelea".
"Se ganó a uno; el que sigue...". Esa debe ser la actitud. Hay que entrar a ganar todo, ya que no queda de otra, e insistimos en esto; así como Fernando, Iteño y Colón son igual de ganables. Es cuestión de saber jugar contra la autopresión.
Ojalá esta racha quede allí, abandonada. Que el hecho de haberla cortado y saber que se puede, sirvan de motivación para encarar con más firmeza las próximas dos finales, que se necesita y se exige que se tome de esta misma manera; conscientes de que la situación sigue incómoda y que cualquier descuido puede ser fatal.
Se viene un rival (Iteño) al que San Lorenzo se había enfrentado, justamente, en el juego decisivo para el ascenso a Primera, en el año 2014. Coincidentemente, el destino del fútbol los volverá a enfrentar, en un juego que esta vez, en el peor de los casos, puede derivar al descenso del Rayadito.
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