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14 de mayo de 2017

Proyecto de vida

Cuando hablamos que hacer o que proyectar para nuestra vida, la mayoría de veces pensamos en estudiar una carrera en la facultad que nos permita ser un profesional y ganar dinero. Como si lo importante es ganar dinero, lo es, pero no es todo.

Ilustración: Internet.


Cuando hablamos que hacer o que proyectar para nuestra vida, la mayoría de veces pensamos en estudiar una carrera en la facultad que nos permita ser un profesional y ganar dinero. Como si lo importante es ganar dinero, lo es, pero no es todo.

Proyectamos para ser felices y conseguir éxitos en la vida, pero no tenemos en cuenta la vocación. Para ser felices debemos de tener en cuenta nuestra vía de desarrollo que es vocación. Otra cosa es que una vez trabajada la vocación que se traduce como experiencias podemos llegar a estar satisfechos y ser felices.

Las necesidades materiales nos condiciona y cada vez más, la vida de cada día no es lo que suponíamos al comienzo, los cambios se dan muchas veces por la inmadurez e inexperiencia en la vida. Cuando somos jóvenes nos lanzamos en la vida casi de forma temeraria. El joven no escucha a los mayores porque se cree que ya lo sabe todo y también que le podemos pedir a los mayores, los padres se dedican a trabajar y no siguen aprendiendo para ser mejores padres, saben de trabajo, futbol, comida, temas de moda, temas actuales, no hay tiempo para más.

Para un proyecto de vida hace falta tener un trabajo que nos permita un sustento básico, la comida, ropa, vivienda, etc. A partir de ahí desarrollar algo más, propio como ser la música, el baile, leer libros, estudiar algo diferente por hobbie y hacer algo que nos de satisfacción con un sentido más humano.

A parte del trabajo, cuando hacemos algo por los demás, cuando ayudamos sin esperar nada por el simple hecho de ser un voluntario que generosamente ayuda en alguna asociación, centro de acogida, en alguna capilla de su barrio, etc. Cualquier acción social, humanitaria nos da alas y somos felices porque somos útiles a la sociedad, al país, al mundo. La labor puede ser pequeña pero si todos hacemos un poco, seguro que el mundo sería diferente. Hay que ampliar nuestro amor, nuestro pequeño tiempo a los más necesitados, ahí cambia nuestra fuente de felicidad.

Al ocuparnos algo, por los demás, además de ser útil, es terapéutico, sanas muchos de los problemas de nuestro tiempo como el egoísmo, depresiones, decepciones y el cerrarse a sí mismo. Hay algo de verdad en todo esto, es cuestión que busquemos nosotros mismos la verdad del sentido de la vida. No es tan evidente cuando buscando en las cosas materiales para que estemos cómodos viendo cómo los demás hacen las cosas, en algunos casos ver, como los demás destruyen la sociedad en vez de construir.

Para un proyecto de vida, necesitamos nuestra más altas cualidades humanas en beneficio para los demás. Es ahí cuando podemos desarrollar nuestras virtudes espirituales. Habrá que equilibrar el tiempo que le dedicamos a las cosas materiales y a las cosas más profundas humanas.


Director Nueva Acrópolis San Lorenzo
Ing. Joaquín Sánchez

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