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2 de agosto de 2015

San Lorenzo, Diácono y Mártir

En el mes de San Lorenzo Mártir te acercamos en nuestro espacio cultural algunos antecedentes de este Santo narrados por San Ambrosio, San Agustín y el poeta Prudencio. Buen domingo.

Nació en Huesca, Aragón, España en el siglo III. Su nombre significa: “Coronado de laurel”.

De joven se ha diáconado. Lorenzo era uno de los siete hombres de confianza del Sumo Pontífice, estaba encargado de distribuir la ayuda a los pobres.

En el año 258 el Papa Sixto fue enviado a la muerte por la persecución del emperador romano Valerio. La antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que el Sumo Pontífice lo iban a matar le dijo: “Padre mío, ¿Te vas sin llevarte a tu diácono?” – y San Sixto le respondió: “Hijo mío dentro de pocos días me seguirás”. Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios y le encargó que repartiera los bienes de la Iglesia entre los pobres para evitar que cayera en la mano de los perseguidores. Lorenzo usó toda la noche en visitar a los pobres y repartir las riquezas. 

Al día siguiente el prefecto se las pidió, por lo que acepta y entonces el diácono llevó a la puerta del funcionario a todos los cristianos pobres, junto con los ciegos, cojos y mancos y les dijo que ésa era la riqueza de la Iglesia.

El jerarca lo mandó torturar con escorpiones y luego a asar a fuego lento en una parrilla.

Cuando ya sintió que estaba totalmente asado exclamó: “La carne ya esta lista, pueden comer”. Y con una tranquilidad que nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la religión de Cristo en todo el mundo y exhaló su último suspiro. Era el 10 de agosto del año 258.

El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatría empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.

El Santo Padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.
                  

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