Por Sergio Velázquez
El oficialismo del Rayadito, con sus estrategias, es el único movimiento consolidado para encarar las próximas elecciones de autoridades en el club. Ramón Delgado, así como están las cosas, es el candidato a la presidencia; pues claro, ¿quién otro de la actual Comisión Directiva sería? Si gran parte de los mimados por la Teacher fueron mariscales de este fracaso deportivo.
Puede entenderse de dos maneras esta apreciación. Ramón es el único tiene el perfil, pero el resto no. A eso vamos. A pesar de que él también es responsable del descenso, como directivo.
Doña Daniela Pineda ha quemado todos sus cartuchos con respecto a sus candidatos. Víctor González ha fracasado como presidente en su última gestión y su peor error fue haber regalado la mitad de ella. De Oscar Said ni hablemos, se quedó con la mancha del descenso a la B, y el cuestionadísimo Roberto Alsina, con su desgastada figura, tampoco pudo ser una opción dentro de su entorno. ¿Luis Coronel? ¿A ese al que lo acusan de maltratar a la gente en boleterías? ¿Cómo le va a pedir votos a esa misma gente?
Pues no, che. Ninguna de esas "emblemáticas" figuras tuvieron en su momento el liderazgo necesario y, ya que no renunciaron, no tendrían que presentarse para ninguna lista en la próxima Asamblea, si de méritos dirigenciales hablamos. Pero como esto es democracia y, de repente, la caradurez no tiene límites, allí están, queriendo seguir.
Y, como ya se ha hecho mención en otra publicación de opinión, le volvemos a desear suerte a Ramón Delgado. La suerte que el Papá Noel y el Mariscal del Descenso no tuvieron, además de la capacidad y el liderazgo, que ojalá Ramón demuestre tenerlo, si es que él va a ser el nuevo mandatario.
Delgado, como candidato, seguro está consciente de todas esas situaciones. Como aún no ha dicho públicamente "Yo me candidataré para presidente", quizás no ha definido si se lanza o no. Y no es para menos. Mirando cómo les fue a quienes lo van a acompañar, cualquiera lo pensaría una y mil veces antes de tomar semejante responsabilidad. Así también, para ser presidente se requiere de mucho, pero mucho coraje.

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